Influenciando la Imagen Ciclista: Con Laura Carolina Pava García [ES]

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Si estas en Latino America, tal vez ya te habrás encontrado con algún reel o tiktok de una rola en bici. Laura Carolina Pava García, a sus 27 años, ha utilizado sus habilidades como periodista, ciclista urbana y ahora Alcaldesa de la Bici para impulsar cambios positivos en Bogotá. 

 

¿Me podrías contar un poco de cómo creciste? ¿Cuáles fueron tus principales influencias para empezar a andar en bicicleta?

Yo aprendí a montar bicicleta en la ciclovía dominical de Bogotá. Mi principal influencia fue una vecina, teníamos unos siete años. Yo tenía una bicicleta pequeñita que le habían dado a mi hermana, que tenía dos rueditas traseras. Esa fue mi primera experiencia con la bicicleta en el espacio público. Luego en la universidad conocí a un amigo que vivía muy cerca de mí e iba en bicicleta a la universidad. Él fue otra de las personas que me inspiraron a hacerlo. Cuando andaba en el bus por la calle 26, veía muchos ciclistas en la ruta y yo pensaba “ay, que chévere poder llegar en bicicleta a la universidad”, pero me daba mucho miedo. Y encontrarme con esta persona hizo que yo me montara la bicicleta. 

Pero cuando empecé, veía muy poquitas mujeres. Y fueron esas poquitas mujeres que me hacían levantarme de la cama y decir “yo sí puedo” durante los primeros meses que fueron muy difíciles. A veces me desmotivaba cuando llovía o cuando se me pinchaba la bici y no sabía qué hacer. Pero cuando veía chicas pasando yo decía “yo puedo porque esa chica pudo hacerlo”. Y las chicas me inspiran un montón desde siempre.

Open streets in Bogota

Image: De Ca via Unsplash

Y cómo se convirtió eso en tu carrera profesional y tu oficio?

Yo estudié Periodismo y opinión pública, y la bicicleta me hacía ser mucho más consciente del espacio. Todavía me sorprendo de lo mucho que uno puede ver andando en bicicleta, que no vemos en el carro, o en el transporte público. Pienso que la bicicleta es un medio que le sirve muchísimo al periodista para observar. A mí me decían en la universidad que los periodistas debíamos tener los zapatos gastados y yo les decía “yo tengo las llantas gastadas” porque siempre voy en bici. 

Entonces era una manera de rebelarme. Mi familia me hablaba de historias horribles en bicicleta y al principio hubo mucha resistencia a que yo andara en bicicleta. Entonces también era por demostrar que andar en bicicleta era mucho más.

¿Puedes hablar un poco sobre la importancia de la representación? ¿Hubo desafíos en la forma en la que la comunidad o la sociedad colombiana te percibían como ciclista, especialmente al ser mujer?

Cuando yo era chiquita, las personas que podían salir en una revista de moda eran personas rubias, altas, delgadas, con un cuerpo hetero normal. Yo no me veía representada allí y seguramente eso trajo para mí muchísimos problemas de autoestima y demás. Así mismo pasaba con la bicicleta.

El bullying era un gran motivo para que uno no se montara en ella. Por ejemplo, la vestimenta de las niñas. “Las niñas no deben ir en bicicleta cuando están en falda”. Cosas pequeñas, pero a la larga desinhiben mucho el uso de la bicicleta. 

Y si, la sociedad en general decía que era muy peligroso, que las vías debían ser para los carros, que no había condiciones seguras. Pero yo creo que en Bogotá, en el último tiempo, ha habido una transformación en la manera de ver la bicicleta. Ya no como un estorbo, sino como una solución en la movilidad en una ciudad como esta.

Y en ese sentido darse cuenta de que una mujer puede montarse a la bici y derribar estigmas y mitos es muy importante. Yo creo que es valioso que sea una mujer la que hable; una mujer morena, bajita, que no tiene un estatus social alto, ni la mejor bicicleta. Y ese es el mensaje que seguramente le ha llegado a mi público y que mucha gente ha resonado con él. Por eso me parece tan importante la labor de comunicar y comunicar desde mi perspectiva.

Y ¿consideras que este fué un cambio cultural que impulsó el Gobierno, o lo impulsaron en grupos de la sociedad civil?

Yo considero que en Bogotá, el cambio cultural y en la promoción de la bicicleta ha sido ciudadano. La Ciclovía y los colectivos de bicicletas son proyectos 100% ciudadanos que la misma gente conformó al darse cuenta de que no había voluntad política. Ahorita tal vez la vemos, pero en alcaldías pasadas y en muchos otros gobiernos, la bicicleta no era un tema de agenda y había muchos mitos alrededor de la bicicleta. Por eso yo estoy segura que ha sido un cambio que la misma ciudadanía ha gestado.

A veces la bicicleta se percibe como un transporte “de hombre pobre”. ¿Es esta una barrera que se enfrenta en Bogotá?

Claro que sí. Pasaba mucho antes. Ahora siento que la bicicleta se ha diversificado muchísimo. Eso es lo que más me encanta de la bicicleta, porque en la ciclovía puedes ver personas en una bicicleta súper dañada, horrible, y también puedes ver una persona con la mejor bicicleta y con acompañamiento en carro. Entonces todo el mundo puede utilizar una bicicleta. 

Antes veía esa percepción de que las personas que utilizaban bicicletas era porque no tenían el suficiente estatus económico para andar en otro medio de transporte. Aquí históricamente, las personas que han utilizado las bicicletas han sido hombres obreros que tienen que ir de periferia a periferia para trabajar en diversas labores, en obras. Pero siento que se ha diversificado tanto.

Ya has mencionado un poco de cómo llegaste al ciclismo ¿Me puedes contar un poco más sobre tu trayectoria, y de qué se trata el trabajo que estás haciendo actualmente en Bogotá? 

Bueno, cuando empecé a utilizar la bicicleta como mi medio de transporte, yo estaba estudiando periodismo y trabajando en un periódico que se llama El Tiempo. Es el periódico más grande de Colombia, y mi primer reportaje fue precisamente en bici. Yo veía que había un auge del uso de la bicicleta y cómo se estaban conformando colectivos. 

Mi proyecto sobre el rincón de la bici, empezó a arrancar de manera digital hasta el 2018. En ese año empezamos a hacer una serie de videos en YouTube del Canal del Tiempo y hablábamos de diversos temas de la bicicleta. Videos que se empezaron a volver muy importantes porque eran la primera referencia femenina. En ese entonces no habíamos visto una mujer colombiana que se parara en pedales y que saliera en un medio de comunicación con esa relevancia. Entonces vimos una gran oportunidad para empezar a diversificar esos contenidos y la gente tomó muy bien esa información, aunque también tuvimos muchos errores y retroalimentaciones no tan positivas, sobre todo en el tema del machismo.

Salí del periódico más o menos hacia 2019 y empecé a buscar convocatorias para hacer mi contenido individual. Después de todo esto nació “una rola en bici” que es mi proyecto principal, con el cual precisamente me postulé a la alcaldía de la bicicleta. 

Una rola en bici es una mujer que monta en bicicleta en su ciudad natal y que quiere promocionar el uso de la bici porque se da cuenta de que la bicicleta es un vehículo transformador no solo de la ciudad, sino también de las personas. Las personas que yo he conocido a través de la bicicleta han dejado muchísimas enseñanzas y la bicicleta les ha transformado la vida tanto como a mí. Entonces yo quiero que todas esas personas que hoy día están sentadas en un autobús público, se den cuenta de que montar en bicicleta también es posible. 

Como te contaba, muchas mujeres me inspiraron, así que este es mi momento de regresar toda esa inspiración y dársela a la gente. Entonces así fue como se fusionaron el periodismo, el ciclismo y toda mi labor como profesional.

¿Cuáles crees que son las claves para comunicar sobre el ciclismo urbano y para construir la cultura ciclista en Bogotá?

Bueno, últimamente me he planteado muchísimo el tema de la cultura vial y también de las acciones gubernamentales que hacen que las personas puedan montar bicicleta con todas las garantías. Es importante hablar del tema de la infraestructura, de la seguridad, incluso de nuestra cultura como latinoamericanos. He ido a México y a Ecuador y me he dado cuenta de que tenemos comportamientos similares. Pensar que porque yo pago impuestos y voy en un automóvil, tengo más derecho a la vía que el ciclista. Eso debería ser erradicado en nuestra cultura. 

Pero también pienso que las claves están en darnos cuenta de que las decisiones personales pueden afectar a los demás. A mí me ha pasado, tampoco puedo hablar desde un punto de una superioridad moral diciendo que jamás me he pasado un semáforo en rojo. Pero me parece que la clave está en darnos cuenta que compartimos la vía con seres humanos que quieren llegar a sus hogares y muchas veces eso no lo vemos. 

En tu canal compartes un mensaje muy identificable para muchas personas. ¿Cómo consideras que se construye una imagen deseable y accesible para el ciclismo urbano? 

Pienso que aunque mi imagen es identificable y aspiracional, también refleja que no siempre es positivo andar en bicicleta. Creo que precisamente quiero contar no solamente lo bueno, sino también lo que no está tan chévere de la bici para cambiar y ver cuáles son nuestras posibilidades. Porque en Bogotá tenemos muchísimas posibilidades. Somos un país y  una ciudad referente en la región. Tenemos muchísimas más cosas en las que trabajar, que centrarnos en lo que no tenemos.  

¿Cómo encuentras un equilibrio en tus medios de comunicación para hablar sobre temas de seguridad y movilidad, pero también hacerlos atractivos? 

Yo creo que los medios digitales han permitido hablar desde diferentes perspectivas y precisamente las plataformas te permiten desmenuzar los temas serios de una manera más fácil para las personas. Entonces he tratado de utilizar tendencias que son muy digeribles para las personas. Por ejemplo, tomé la tendencia de las banderitas rojas como alertas, e hice un video de nueve segundos en el que digo “si te dice que te montes a las cicloruta, banderita roja”. Y ese video fue super viral y es una manera muy sencilla de sentar un precedente. Es una manera más graciosa de decir que no tenemos las condiciones para andar en la cicloruta siempre en Bogotá a toda hora del día. Y así con muchos otros ejemplos que las plataformas han permitido expresar. 

Tienes una audiencia bastante dedicada, pero ¿tienes algunas estrategias de comunicación para llegar a aquellas audiencias o algunos grupos difíciles?  

Mi audiencia es muy de nicho, y casi todos mis seguidores tienen su foto de perfil con una bicicleta. Y aunque el algoritmo de las redes sociales a veces no permite que mi contenido llegue a todas las personas que quisiera, también ha llegado de alguna manera a esas personas que no les gusta la bicicleta y se han generado debates interesantes. Me han permitido ver cuáles son esos pensamientos o cuáles son esas situaciones que incomodan a los conductores y que están relacionadas directamente con con los y las ciclistas. Entonces pues sí, definitivamente estoy encasillada en una comunidad ciclista, pero eso no impide que algunos contenidos puedan llegar a otro tipo de audiencias.

Y una última última pregunta. ¿Qué mensaje dejarías para aquellos y aquellas que comparten tu visión del futuro de la bicicleta y del futuro de la movilidad en las ciudades?

Como dicen “la unión hace la fuerza”. Siento que este tipo de iniciativas como la “alcaldía de la bici”, todas estas ideas que se han convertido en acciones, me parecen súper importantes para que la promoción de la bici tenga un sentido y que la calidad de vida de las personas en las ciudades sea muchísimo mejor. Al final, ese es mi objetivo, y creo que es el objetivo de muchas de las personas que promocionan el uso de la bicicleta. Tenemos un camino y una visión común, pero tenemos diversas maneras de llegar a él. Y tampoco olvidarnos de llegar al ciclista anónimo, al que no figura en ningún lado, al que no se entera de las convocatorias, al que simplemente rueda por la ciudad. El mundo digital es perfecto para eso. Entonces creo que ahí puede ser el camino perfecto.